¡Mala memoria! (Anédocta Popular)
El otro día me paró en la calle un hombre de mi edad y me abrazó muy cariñosamente. No lo conocía de ningún lugar, me quedé sorprendido.
Empezó a hablar de cosas que, según él, habíamos hecho los dos juntos.
Me esforzaba en recordar su cara, su voz, pero todo era inútil.
Él estaba cada vez más entusiasmado y yo más nervioso.
Temía que en cualquier momento me hiciera alguna pregunta, por suerte no paraba de hablar, siempre muy contento.
Así pasó más de un cuarto de hora, yo maldecía mi memoria, era muy desagradable.
De repente miró el reloj, parecía que tenía que irse.
¡Menos mal! Por suerte a la hora de despedirse desaparecieron todas mis dudas.
Me dijo muy seguro de si mismo:
- ''Bueno, José Luis, hasta otro día. Me alegro mucho de haber estado contigo. Recuerdos a tu mujer''.
- Ni yo me llamo José Luis, ni estoy casado. Todavía puedo confiar en mi memoria.
Texto enviado por la alumna Monique Alves - turma B0 (tarde)